Queridos compañeros,
Os saludo con ternura y deseo de bien a cuantos trabajáis en la Fundación Camilo de Lellis, cuidando en las comunidades religiosas.
En estos últimos tiempos, algunos estamos explorando el concepto de ternura en las profesiones de cuidado. Lejos de ser algo blandengue y empalagoso, lejos de agotarse en la caricia solidaria, es la actitud más distante de la violencia.
La ternura, en las profesiones de cuidado, es la disposición ante la fragilidad del otro que nace de la compasión, que modula el tono, el gesto, la proximidad, los modales en las tareas. La ternura es la expresión de un cuidado profesional cualificado del sentir compasivo de las entrañas. Genera bien a quien la recibe y a quien la practica, porque, en el fondo, quien alcanza la ternura es porque vive en la madurez relacional consigo mismo y con los demás.
La ternura es el resultado de una ética empeñada en mostrar que para argumentar con éxito sobre lo justo ha de hundir sus raíces en su vertiente cordial y compasiva. La ternura es expresión de lo que hoy llamamos también razón cordial y compasiva. De ella nace el “espíritu de finura” al que se refería Ricoeur.
Os invito a disfrutar de los resultados de ejercer un cuidado caracterizado por la ternura adulta, propia de un profesional maduro.
Un abrazo, con mis deseos de bien y salud.
José Carlos Bermejo
Religioso Camilo y Presidente de la Fundación
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