Queridos compañeros y compañeras,
Mientras la pandemia pone a prueba nuestra resistencia, nuestra tenacidad y compromiso de cuidar y dejarnos cuidar, somos interpelados también a pensar si es posible sacar algo de positivo de la crisis.
En estos años se está difundiendo progresivamente la palabra resiliencia. Se trata del arte de salir crecidos de las adversidades, crecer con ocasión de ellas; algo más que resistir. No es una categoría solo para la exhortación (¡hay que ser resilientes!), sino para reflexionar sobre cómo podemos ser unos para otros tutores de resiliencia, referentes de positividad y desarrollo humano y espiritual.
Más de uno diríamos de buena gana que en el momento en que nos encontramos, tras un año de pandemia mundial, bastante tenemos con resistir, los que estamos vivos. Y, efectivamente, la mayor tensión en el cuidar, la reducción de estímulos sociales por llevar vida de confinamiento, la duración de la situación en el tiempo, la enfermedad y las pérdidas de seres queridos… nos pone difícil la posibilidad de salir positivos, crecidos.
Pienso en nuestros mayores, en los cuidadores, en lo que vamos aprendiendo de la pausa del ajetreo, y deseo, para todos, que esto nos sirva en algún rincón de nuestra vida, que aprovechemos para robustecer las raíces de nuestro ser humano, donde están los valores más nobles y capaces de hacernos felices. ¡Ojalá salgamos resilientes! Un abrazo.
José Carlos Bermejo
Religioso Camilo y Presidente de la Fundación
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